Más de la mitad de los adultos chilenos dice estar permanentemente estresado, condición que se potencia luego de las vacaciones y el enorme listado de situaciones que se viven este mes: gastos, retorno de los niños al colegio, más gastos, congestión vehicular y muchísimos más gastos.
Por qué es importante
El estrés tiene un impacto directo en la calidad de vida de las personas. Estos son algunos de los síntomas y alteraciones que se presentan con mayor frecuencia.
En el cuerpo se observa una mayor frecuencia de dolor de cabeza, dolor muscular, dolor de pecho, fatiga, malestar estomacal, problemas de sueño y falta de deseo sexual, entre otros.
En el estado de ánimo se advierte ansiedad, inquietud, falta de motivación, irritabilidad, enojo o tristeza.
El comportamiento también se ve alterado con desorden alimenticio ya sea por exceso de comida o por inapetencia, explosiones de ira, abuso de drogas, alcohol o tabaco y aislamiento social.
De acuerdo a un reciente estudio de la Universidad de Los Andes, el 57% de los chilenos manifiesta tener estrés y cuatro de cada 10 personas dice estar permanentemente triste.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud “se puede definir el estrés como un estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil. Todas las personas tenemos un cierto grado de estrés, ya que se trata de una respuesta natural a las amenazas y a otros estímulos”.
El estudio “Bienestar Emocional de los Chilenos Post Pandemia” de la Universidad de Los Andes detectó que mientras el 46% de quienes pertenecen al grupo socioeconómico ABC1 admite estar estresado gran parte de tiempo esta cifra llega a 62% en el grupo D y un 61% en el E. Es decir, el estrés aumenta entre personas de menores ingresos.
La llegada de marzo trae consigo numerosos hitos que potencian los niveles de estrés en las personas, especialmente por los enormes gastos que se deben solventar entre pago
Superar el fantasma del tercer y más temido mes del año depende en gran medida de que sigamos estos consejos que propone la Organización Mundial de la Salud (OMS):
Seguir una rutina. Para poder sentirnos bajo control y manejar nuestra vida, es importante contar con una rutina ordenada. De esta manera, podemos ordenar los espacios para comer, para compartir en familia, para el descanso y el ocio. A mayor control, menos incertidumbre y menos estrés.
Dormir bastante. La higiene del sueño es funtamental. El sueño no solo protege el cuerpo y la mente, también repara, relaja y revitaliza nuestro organismo y nos ayuda a hacer frente a los efectos del estrés. Para ello, la OMS entrega las siguientes sugerencias:
Acostarse por la noche siempre a la misma hora y levantarse cada mañana también a la misma hora, incluso en fines de semana.
Dormir en un espacio tranquilo, oscuro y relajante, y a una temperatura agradable.
Limitar el uso de aparatos electrónicos como el televisor, las computadoras y los teléfonos inteligentes antes de dormir.
Manténgase en contacto con los demás Hable con sus familiares y amigos y explique sus preocupaciones y sus sentimientos. Ello puede ayudar a sentirse más animado y menos estresado.
Comer sano. Todo lo que comemos y bebemos afecta a la salud. Coma en forma equilibrada, incorporando frutas y verduras, cada 3 a 4 horas. Hidrátese bebiendo agua y no alcohol o gaseosas.
Haga ejercicio. La actividad física ayuda a reducir el estrés. Puede tratarse de ejercicios intensos o simplemente de caminar.
Despéguese de noticias o redes sociales. El consumo de información a través de noticias o redes sociales -en su mayoría negativas- generan sentimientos adversos y, con ello, aumentan la angustia y el estrés.
Delegue y confíe. No es necesario ser superhéroe y hacer todo. Entregue parte de sus responsabilidades a compañeros de trabajo o, si es en el hogar, a algún familiar. La sobrecarga de trabajo o de responsabilidades es un factor que potencia el estrés.
No comer en exceso ni beber alcohol o café antes de acostarse.
El estrés no sólo es un problema que viven los adultos. Los más pequeños atraviesan procesos de estrés con el inicio del año escolar, los que se ven incrementados por la novedad de un colegio nuevo, la llegada de compañeros foráneos o, en el peor de los casos, episodios de hostigamiento escolar.
Algunas acciones que se pueden realizar son las siguientes:
Conversar a diario. Los niños muchas veces no quieren contar “cómo les fue”, y una técnica para abrir el diálogo es preguntarles “qué fue lo que más te gustó del día”, lo que gatillará una reflexión. La confianza y el diálogo reducen la angustia, y a la vez, permiten identificar casos de bullying.
Restringir uso de celulares. Los niños actuales son nativos digitales y pasan muchas horas al día con un celular en la mano. Suspender el uso de teléfonos inteligentes dos horas antes de dormir o retrasar su uso hasta la adolescencia también cooperan.
Supervisar las redes sociales. Es importante evitar la participación de los niños en redes sociales, no sólo por el riesgo de ser manipulados por adultos, sino para evitar la competencia -y la angustia- por recibir “me gusta” en cada publicación.
Buenos hábitos. Enseñar a los niños a comer sano, hidratarse, hacer ejercicio a diario y dormir bien, además de cumplir con sus responsabilidades en los tiempos que corresponden, permitirá tener niños con control.
No automedicarse. Esto último es válido tanto para niños como adultos. El uso de medicamentos o apoyo farmacológico para afrontar episodios de estrés, sólo debe hacerse bajo estricta indicación y supervisión médica.
Victor Hugo Durán | Periodista. Magister en Gestión Estratégica de la Comunicación.